sábado, 1 de febrero de 2014

ipso facto I


-"La química del carbono...". Se paró y automáticamente caminó por el pasillo que dejaban los bancos. Generoso, les dio un momento para organizarse, para que dejaran la charla del finde y acomodaran cuadernos y lápices. 
-"La química del carbono..." recitó por segunda vez tratando de situarse él también: Lunes; 8:30 am; cuarto año, turno mañana. Afuera llovía. 

-"...es la que estudia y analiza los enlaces del átomo de carbono", continuó.
Se secó el sudor de la frente. Trató de acordarse donde había dejado las pantuflas. Su mente aún vagaba por la casa y no en el aula, donde debería. Segundo piso, a la izquierda de la escalera, cuarto año "A".
-"El carbono es un elementos que, teniendo cuatro electrones en su último orbital, forma cuatro enlaces, con el oxígeno, con el el hidrógeno o el nitrógeno. Lo que posibilita formar infinidad de estructuras". 

-"Todos los organismos vivientes están compuestos por carbono. Básicamente es la materia misma de la vida". 
 
Su mañana había empezado patas arriba. Por alguna razón le había costado levantarse más que de costumbre, todo estaba desordenado y por alguna razón sus pantuflas no estaban. Sus adoradas pantuflas -regalo de su padre- no estaban donde siempre, junto a su cama bajo la mesa de noche. Irritado y desorientado, salió de la casa a las apuradas, sin tomar su café y sin corbata. 

-"El carbono brinda energía en el ATP -se detuvo delante de la pizarra-; estructura en las proteínas y se halla fundamentalmente en nuestro ADN." 

Reconstruyó minuciosamente, cómo hombre de ciencia que era, los pasos de la noche anterior sin ubicar donde habían quedado las pantuflas. Nada le confortaba más que sentir la tela suave en sus pies siempre fríos. Sin ellas no podía empezar el día.

Comenzó a dibujar en la pizarra, agradeciendo en su interior que todos copiaran y nadie preguntara nada. Era mejor que nadie preguntara nada? Cuando nadie pregunta nada -había dicho ella- sólo hay dos posibilidades: o bien todos entendieron todo o  -lo más seguro- nadie entendió nada. Intuitiva más que razonable, había acertado. Como siempre. 
Se sorprendió pensando de lo estúpidos que pueden resultar los alumnos cuando se lo proponen. Que tan difícil podía ser la maldita química del carbono! Que tan difícil puede ser cualquier cosa cuando se tienen quince años y toda una vida por delante.
  
-Te amo, había dicho ella. Una de las tantas veces que lo sorprendía con un beso. 
-No confundas -había dicho él- eso que sentís...no son más que un montón de sustancias químicas que inundan, por un tiempo, tu cerebro. Esa química en la que te regodeas no son nada más que tus bacterias reaccionando con las mías. Son tus bacterias y las mías reconociendo que pueden tener descendencia juntas.

Nada lo conmovía. Todo se reducía a un montón de organismos colonizadores milimétricos. Ella lo había mirado sorprendida. Sorprendida y exasperada. 

- "Y cómo saben eso las bacterias, te preguntarás. Milenios de evolución. Las bacterias son, by far el organismo más exitoso del planeta. Qué es eso, que llamamos química? Algo esquivo, inasible. Quizás algo a desear o perseguir, pero inalcanzable". 

La química es, sin duda alguna la más difícil de las materias.

-"El carbono es el elemento principal en los cuatro ladrillos de las estructuras biológicas: proteínas, azúcares, ácidos grasos y ácidos nucleicos". Terminó.
 
Los del fondo charlaban ahora, animados; dos o tres terminaban el dibujo; los demás miraban sus celulares. Se sentó y los dejó hacer. Pese a todo eran buenos chicos y él era un buen maestro. Ojeando el libro de actas, su mente aún no podía dilucidar el asunto de las pantuflas... 

Consultó nuevamente el reloj rogando que por fin sonara el timbre. Suspiró resignado; tendría una larga semana por delante. Las clases de cuarto y quinto, luego prácticas y talleres para finalizar con la inevitable reunión semanal con colegas para discutir (porqué se usa siempre ese verbo?) las evaluaciones.


De pronto recordó:
- "Quiero el divorcio"; había dicho ella la noche anterior, a medio vestir, parada frente al espejo.  
- "Estás loca"; había contestado él. Sentado en la cama, en pijamas y sin poder distinguir si soñaba o estaba despierto. 

Tal vez de madrugada, en el enredo y con el apuro de irse, se había llevado las pantuflas.

Dreams

La vida secreta de Walter Mitty

Bien ahí Ben Stiller como director, 
demostrando que de ilusiones también se vive.
Muy recomendable, y si Owen (Wilson) 
hubiera tenido alguna participación (por pequeña que fuese)
 la película sería perfecta.



Need for Speed



"Rush" 

La película de Ron Howard plantea con buenas imágenes y 
buenas actuaciones un viejo dilema social y moral humano: 
El genio nace o se hace?
Dos personajes adorables (por diferentes razones) que abordan la vida
 y su escenario con posturas antagónicas. 
Ambos triunfan y fracasan y, en el medio se genera una amistad. 

Qué es mejor, el "lucky shot" o el arduo trabajo?... 
probablemente las dos, pero juntos.